UNA RESPUESTA DEL CORAZÓN
Cuando el encuentro del Señor se hace cercano, solo tenemos la
oportunidad de tomar su mano o alejarnos de Él esperando que sea Él quien nos
encuentre a nosotros.
Siempre tuve la certeza y la
seguridad de todos los beneficios que mis padres me brindaron, pero para tomar
una decisión solo debemos tener en cuenta no solo los impulsos del corazón, si
no todos aquellos agentes externos que se van manifestando no solo en nuestra
cabeza como ideas concretas, si no como confirmación por parte de otras
personas. Un ejemplo claro de mi vida y lo cuento como experiencia personal, ha
sido el testimonio que brindó un sacerdote Siervo del Espíritu Santo, en el
congreso nacional jóvenes que se realizó en La Ceja – Antioquia en el mes de
enero del año 2011. “No hay que ser profesional
para ser un gran Sacerdote” en los devenires de mi vida, teniendo en cuenta
que ya llevaba adelantados los estudios de la carrera que le dio y le sigue
dando un sentido a mi vida, la comunicación social; me di cuenta y por
confirmación externa que Dios nunca busca truncar nuestros sueños.
Desde mi poca y corta experiencia
de apostolado, el Señor no ha olvidado en ningún momento mis sueños y pasiones.
Les comparto como dato extra de mi vida, la música ha sido un agente muy
importante en todo el transcurso de mi vida, uniéndome a mis padres y amigos, y
fortaleciendo mis capacidades para ser una persona más sensible y correcta. En fin…
como dato jocoso, en las misiones que he realizado (aun estando en el seminario) los primeros lugares de apostolado a
los que he sido llamado a acompañar, han sido las emisoras, los canales de televisión,
los artículos y notas, y los acompañamientos directos y relacionados no solo
con la formación si no con la sensibilización de los nuevos servidores y
ministerios de música. ¿No les parece mucha coincidencia?
Es que Dios no me ha llamado para
que deje de soñar, en cambio me ha llamado para soñar, pero ya no solo pensando
en mi; si no en la comunidad que algún día he de servir. A ti joven, yo te
digo: “No temas dejar tus sueños. Teme dejar de Soñar” y si lo que
temes es dejar todo aquello que te ata a tus sentimientos, comprende que tus
sentimientos aquí se acrecientan y que vas a ser un trabajador incansable para
lograr ver que todo lo que “dejas” feliz y dichoso de verte triunfar.
Negarse a decir sí, es solo una
oportunidad de encontrar el camino a aceptar ese sentimiento que de
voluntad nos dice que no, pero de corazón nos envía a dar una respuesta
afirmativa a los designios más profundos guardados en lo más intimo y recóndito
de nuestra vida, cosas que solo nosotros sabemos, así sea por temor a lo que
digan los demás o el simple temor de dejar aquellas seguridades que tan
fielmente hemos recibido a través de los años. Recordemos que debemos tener
siempre los ojos en el cielo, pero los pies en la tierra. Lo más difícil de esta historia es que, cuando se piensa que los miedos
son pequeños; hasta lo más pequeño se puede convertir en miedo. No dejemos
que nuestras virtudes, deseos, sueños y anhelos se vean truncados por nuestros
miedos a decir Sí.
Pido disculpas en esta manera informal
de escribir, pero veo que mis sueños se cumplen, y con lágrimas hoy en mis ojos
termino este pequeño artículo, expresándoles que cuando Dios nos llama Él mismo
hace que nuestro Corazón se llene de alegría. Cuando lo sentimos a Él, es
cuando nos podemos dar cuenta que El ya ha cambiado nuestro corazón de piedra
por uno de carne y que nuestra vida se ve beneficiada por las obras que no
alcanzamos a ver con nuestros ojos, y que van llenando nuestra vida de nuevas
ilusiones.